Alegría y sensatez: Una catequesis familiar fundada sobre la dulzura y firmeza de la Fe católica.
ISBN: 9789877321265
Páginas: 224
Stock: 2 disponibles (puede reservarse)
$600,00
“Alegría y sensatez” fue escrito sobre todo con la limpia ilusión de reproducir lo más fielmente posible algunos aspectos de la doctrina y las palabras de san Josemaría. Muchas veces el autor hace referencias a sus escritos o dichos literalmente, y siempre con la intención de transmitirlos tal como los ha vivenciado al tomar contacto con ellos.
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“He escrito este segundo libro para compartir más de mi historia contigo. Mucho de esto sólo ha aparecido superficialmente en Sobrevivir para contarlo; por eso he querido (…) contar qué sucedió después del genocidio de Ruanda, cuando tuve que luchar por mantener mi relación con Dios, ante todo, en mi corazón. Sin embargo, no escribí Guiada por la fe como un diario cronológico acerca de vivir en un mundo post holocausto. En lugar de eso, quise compartir la epopeya de mi supervivencia a través de una serie de experiencias y recuerdos profundos, conectando y destacando los acontecimientos que influyeron más profundamente en mi crecimiento espiritual”
Este libro se dirige, ante todo, a cristianos corrientes que, pese a sus limitaciones, se afanan día tras día por mejorar la calidad de su amor. También será útil a quienes estén menos familiarizados con la vida cristiana. ¿Quién no busca la paz interior, la autoestima sin engaños o una mayor capacidad de amar?
El Amor revelado por Cristo es capaz de purificar nuestros amores y colmar los anhelos más profundos del corazón. Ya en esta vida, ese Amor nos concede la mayor felicidad.
El Papa Francisco ha convocado dos Sínodos (2014 y 2015) para renovar las reflexiones sobre temas referidos a la vocación, misión y tarea de la familia en la iglesia y en la sociedad, a los problemas de los matrimonios, de la vida familiar y de la educación de los hijos. La intención de estas páginas es acercar al lector lo que el Papa ha dicho y escrito durante estos dos primeros años de pontificado. Las citas han sido organizadas en capítulos y presentadas con recursos —emoticones, subrayados, resaltados, anotaciones, tweets…— que le dan agilidad a la lectura.
«Si tuviera que encontrar adjetivos para calificar esta obra, diría, ante todo, que es oportuna».
Zelmira Bottini de Rey, Directora del Instituto para el Matrimonio y la Familia UCA, y única laica argentina que participó del Sínodo.
Este libro es una llamada a la esperanza. Somos libres, a pesar de las circunstancias adversas que nos pueden rodear e influir. Y no sólo tenemos el derecho, sino también el deber de ejercer nuestra libertad, precisamente en este mundo sutilmente tiranizante en que nos ha tocado vivir. Nadie está llamado a ser un «autómata» sin rostro.
Todo hombre puede ofrecer al mundo muchas sorpresas, aportar pensamientos nuevos, soluciones originales, actuaciones únicas. Es capaz de vivir su propia vida, y de ser fuente de inspiración y apoyo para otros.
Cuando tenía veintitrés años, la hermana Guadalupe fue destinada a Belén como parte de la misión apostólica que la Familia Religiosa del Verbo Encarnado realizaba allí. Comenzó entonces una aventura que, catorce años más tarde, la llevaría a Siria, hasta entonces el país más pacífico de Medio Oriente. A los pocos meses de llegar estalló un ataque cruel por parte de grupos islámicos extremos, con los cristianos del país como principales víctimas.
Testigo y protagonista de la fe y la esperanza con la que todos los días los creyentes de Alepo enfrentan la persecución y la muerte, la hermana Guadalupe nos ofrece un relato cargado de historias, imágenes y reflexiones que nos hacen conocer desde adentro una de las peores guerras de la historia.
El pequeño país de Ruanda, ubicado en África Central, es hoy mundialmente conocido por una sola razón: el terrible genocidio de 1994, que se llevó la vida de más de un millón de inocentes y dejó la tierra bañada en sangre y reducida a cenizas.
En medio del horror y la desesperación en la que se vieron sumidos Hutus y Tutsis —las dos tribus implicadas en el genocidio—, la historia de Immaculée, que permaneció escondida en un baño minúsculo durante 91 días, emerge no sólo como un relato extraordinario de supervivencia, sino como un testimonio superador lleno de fe, de esperanza y de reconciliación.
Mónica Astorga Cremona es una monja carmelita que vive en un convento de su congregación a las afueras de la ciudad de Neuquén, Argentina.
Desde hace más de nueve años dedica gran parte de su tiempo a las mujeres trans que acuden a ella en busca de auxilio. Como una madre, Mónica lucha para que cada una recupere su dignidad, abandone la prostitución y pueda tener una vida digna.
Con una sonrisa serena las lleva a Dios, a quien descubren como un gran Padre y Consolador. Su actividad ha suscitado aplausos y condenas. Sin embargo, ella sigue adelante: sabe que la misericordia de Dios es infinita y que Él no hace acepción
de personas.
La pregunta sobre Dios sigue estando de actualidad. Sigue interesando. Es una cuestión que interpela desde siempre al hombre, que planea sobre él desde que es consciente de su propia existencia, desde que empieza a pensar y se interroga sobre su origen, su destino final y sus motivaciones.
¿Por qué creer? ¿Para qué sirve creer? ¿Está el creyente mejor preparado ante los grandes problemas de la vida, para hacer frente al enigma del mal y de la muerte? ¿Por qué creer en la Iglesia? ¿Cuál es la verdad sobre las páginas más difíciles de su historia? ¿Debe aceptarse todo lo que dice sobre ética sexual? Este libro trata de dar respuesta a estas y otras muchas preguntas.
Con fino sentido de adaptación, a ejemplo de san Pablo, Brochero supo “hacerse todo para todos para ganarlos a todos para Jesucristo”. A lomo de mula recorría incansable los senderos montañosos y los caminos polvorientos de los llanos y sierras cordobeses: para asistir a los enfermos y moribundos, para predicar la palabra divina, para atraer las ovejas descarriadas a la práctica del bien y de la virtud. Sabía meterse a fondo en esas almas sencillas.
Brochero tenía el don de la conversación y lo amoldó al modo de ser gaucho. Unía a su léxico y a su valentía la ironía, la espontaneidad, la ocurrencia “paisana”. Y por encima de todo predicaba con el ejemplo: vivía para los demás. «Los filósofos necesitaron, para la difusión de sus doctrinas, el ‘Pórtico’ y ‘la Escuela’, instalados en el corazón de civilizaciones gloriosas; Brochero tuvo por cátedra el lomo de su mula».
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