Bioética en el aula
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El hombre, cuando es formado tempranamente en el valor de la vida, tiene elementos para la realización de la propia libertad y puede hacer que el mundo sea más justo. Un mundo, que reconozca la igualdad en dignidad y que respete la vida de todos.
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Este proyecto editorial fue pensado como un aporte a los materiales ya existentes sobre Educación Sexual Integral (ESI), con un profundo respeto por la relación irremplazable entre docente y estudiante en el contexto del aula y por las relaciones familiares, que son prioritarias en la responsabilidad educativa.
Desde una perspectiva relacional, fundamentada en el humanismo solidario, se busca, a través del conocimiento basado en evidencia científica, el pensamiento crítico y el diálogo, promover estilos de vida saludables, atender a las distintas realidades que vive cada adolescente y colaborar con la construcción de una cultura de paz, igualdad y solidaridad.
Los debates son el punto de partida para el aprendizaje y el desarrollo de habilidades intelectuales y sociales. El objetivo que se busca es que los centros educativos puedan ser un contexto de calidad para atender a las inquietudes de cada estudiante y a los desafíos de sociedades multiculturales.
La vida de Carlos de Gante es la historia del joven príncipe a cuyas manos llegan las herencias de Fernando el Católico y Maximiliano I de Habsburgo. Convertido en Carlos I de España y V de Alemania, su liderazgo se traduce en una concepción imperial que le lleva a luchar con valentía por la unidad de Europa. Rey-soldado que encabeza sus tropas, recorre, una y otra vez, todos los caminos de España y Europa y cruza el Mediterráneo hasta Túnez y Argel. Es también el hombre de familia, enamorado de su mujer, la emperatriz Isabel, y preocupado por la formación de sus hijos, sobre todo, del que será su sucesor, Felipe II.
A los 58 años, cansado de la política y de la guerra, en un gran acto de responsabilidad, abdica de su corona y toma la decisión de retirarse al monasterio de Yuste. Le acompaña un pequeño séquito, en el que se enuentra don Luis de Quesada, su mayordomo y tutor de Jerónimo, un niño de orígenes misteriosos.
Diego Rodriguez de Silva y Velázquez destaca ya de aprendiz por su genial talento y su enorme capacidad de trabajo. Sevilla habla del espiritu de superación del joven pintor abierto a lo mejor de las nuevas corrientes que llegan de Italia. Felpe IV le da protección y afecto y él le corresponde con una profunda lealtad, La corte se asombra ante sus cuadros y le aprecia por su alto sentido moral, su discreción, su ingenio. La obra de Velázquez es la de un humanista cristiano. El estudio de su obra nos permite disfrutar de la conservación del patrimonio cultural: sus ojos de pintor buscan en cada modelo la verdad y la humanidad en la que estriba su belleza.
Los tres pastorcillos de Fátima comenzaron sus vidas en la honradez de una vida sencilla, e hicieron de su labor de pastores un ejemplo de humanidad para sus familiares y compañeros.
La visita de la Virgen de Fátima supuso un reto de superación en su forma de entender su relación con Dios. Gracias a la confianza que demostraron en la Madre de Dios, hicieron llegar fielmente el mensaje que ella quería transmitir a toda la humanidad.
La humanidad y el espíritu de tolerancia fueron dos rasgos destacados de la personalidad de Angelo Roncalli, aspectos que desde el inicio caracterizaron su misión apostólica y que él mismo supo convertir posteriormente en las señas de identidad de su papado. Así, el papa Juan XXIII, conocido popularmente como el «Papa bueno», contribuyó enormemente a fomentar el ecumenismo entre los cristianos y la educación para la paz entre todos los pueblos, y fue además el principal impulsor del Concilio Vaticano II, que supuso una importante renovación de la Iglesia católica.
La vida de Agustin de Hipona consistió en la superación continua de todo aquello que lo apartaba de su ideal: la verdad. Este joven decidido a encontrarla no se detuvo ni siquiera ante los errores que pudo cometer, siempre contando con la honradez de su conciencia en sus acciones. El arrepentimiento y el reconocimiento de los fallos le dieron en su labor pastoral la humanidad necesaria para comprender a todos los seres humanos, en especial a sus hermanos en la fe.
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